top of page

El papel de la añoranza

Actualizado: 12 jul 2021


Osvaldo Olivera, julio 2021 / mboehara@gmail.com

Es otoño de 1906 y Richard Friedrich Eberhard von Fischer-Treuenfeld camina con pausa por el bulevar que lo lleva a la Bibliothèque Nationale, media hora después en la sala de lectura «Labrouste» presenta su libro: Le Paraguay Decrit Et Illustre. El director de la biblioteca sostiene uno de los libros de Fischer-Treuenfeld, con voz calmada y acento de parisino culto dice: Debido a que creemos que este trabajo es culturalmente importante, lo hemos puesto a disposición como parte de nuestro compromiso para proteger, preservar y promover la literatura mundial en ediciones modernas, asequibles, de alta calidad y fieles al trabajo original del escritor. En la presentación, el autor hace una breve descripción de su experiencia en tierras sudamericanas como ingeniero telegrafista, más de cuarenta años atrás, culmina su discurso diciendo: uno termina viviendo para unas pocas cosas en la vida, se vive con dos o tres recuerdos, que lo llevan a añorar esos lugares donde uno ha sido feliz, Paraguay es uno de esos recuerdos que llevaré en el alma por siempre. Un cerrado aplauso acompañó las palabras del ingeniero prusiano, a su lado está Karl von Fischer-Treuenfeld, su hijo, quien acaba de ingresar a la Academia de Guerra del ejército prusiano, juntos fueron hasta el carro, Karl ayudó a su padre a subir al carro.

Dime padre, ¿Qué pasó en Paraguay? Pasaron muchas cosas Karl, muchas de ellas te las conté. Sí. Fuiste parte de una guerra horrible, pero ¿por qué tanta nostalgia por una tierra de salvajes? ¿Qué pasó en ese lugar para que merezca un libro?

Un largo silencio respondió la pregunta, unos minutos después dijo: Se llamaba Ysapy, vamos al Les Deux Magots, quizás con algo para tomar se me aflojen las palabras.

Dejaron el carro en la plaza de Saint-Germain-des-Prés y entraron al café, pidieron un Veuve Clicquot que acompañaron con una Sélection de fromages affinés de nos régions y Caviar Ossetra Royal Petrossian, toasts et crème. ¿Te enamoraste de una salvaje? No digas eso Karl, son personas igual a nosotros aunque te cueste asimilarlo, es culpa de Prusia, esa idea que somos mejores no tiene sentido, somos una raza vanidosa, te das cuenta de eso cuando sales de este hoyo pestilente que se llama Europa. Padre, el Kaiserreich no es parte de ningún hoyo, cuéntame de esa… mujer, entonces.

Richard von Fischer-Treuenfeld vació su copa de Veuve Clicquot y clavó un queso que untó en la crema de la porción de caviar, los recuerdos estaban frescos como ese trozo de roquefort.


El destino está en código morse

Había estudiado ingeniería en su Prusia natal, le contrataron para ir a montar el servicio telegráfico en la zona del Caribe, tenía casi treinta años y quería conocer el mundo, estando en Haití, le ofrecieron ir a Paraguay a montar la primera línea telegráfica de la región, tuvo que tomar un mapa y ver dónde quedaba ese país, para él significó una nueva aventura y dinero para cuando regrese a Europa, llegó a Asunción en mayo de 1864 y en octubre del mismo año, presionado por el Gobierno del General López, se transmitía el primer telegrama dictado en Paraguay por el Telégrafo Nacional:

16 de octubre de 1864. Comunicación telegráfica.

VIVA LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

Al Excmo. Señor don Francisco Solano López, presidente de la República del Paraguay. Estación de Telégrafo en Villeta, el domingo, octubre diez y seis de mil ochocientos sesenta y cuatro, a las siete y cuarto de la mañana. Con grande alegría y obligado respeto, me tomo la libertad y la satisfacción de enviar a Vuestra Excelencia por el primer telégrafo del Paraguay, mis íntimas congratulaciones al Supremo día del aniversario de la segunda presidencia. Dios guarde a V. E. muchos años.

Hans Fischer


Desde la capital, el vicepresidente Sánchez, respondió:

Ministerio de Gobierno. Asunción, octubre 16 de 1864

S. E. el Señor General López, presidente de la República, ha recibido con íntima satisfacción primer telegrama despachado a las siete y cuarto de esta mañana desde Villeta, cumplimentando el aniversario de su Presidencia, por el primer despacho que envía el telégrafo planteado en la República. S. E. me ordena agradecer y retribuir las congratulaciones de Mr. Hans Fischer, felicitando a Mr. Richard von Treuenfeld, director y demás personal del Telégrafo, por el éxito del primer ensayo en sus trabajos. Francisco Sánchez.

Todos los integrantes del Telégrafo Nacional se tomaron el día libre, el ingeniero von Fischer-Treuenfeld fue hasta la casa donde vivía temporalmente en San Felipe de Borbón del Valle del Bastán en los Campos del Guarnipitán, conocida como Villeta, no extrañaba Europa, a pesar de las enormes diferencias existentes, el clima era benigno, la naturaleza prodigiosa, la gente sincera, directa y amable, cosas que no conocía en Prusia, donde todos tenían algún interés en sus acciones. Cuando entró a su casa, en la hamaca de karaguatá estaba tendida Ysapy, apenas tapaba sus partes íntimas con un lienzo blanco, su piel de un marrón canela, perturbaba los pensamientos del rígido europeo, no sabía su edad con exactitud, pero no superaba los 16 años. Se detuvo a observarla.

_ Esos pechos pequeños, rígidos y perfectos. Exclamó en voz baja Von Fischer-Treuenfeld.

Ysapy fue cedida al ingeniero para hacer la limpieza de la casa, en la generalidad de los casos, entregar mujeres jóvenes a los colonizadores era una costumbre de los aborígenes como una forma de protección a la comunidad, si había hijos de por medio, mejor aún. El ingeniero tenía un entretenimiento, fabricar papeles, provenía de la nobleza prusiana y en su casa, había un pequeño molino, fabricaban papel de trapo para uso en los negocios familiares, desde muy joven le interesó el proceso, pero como es un oficio, no era bien visto que se dedicase a eso.


Sutileza con la que pocos nacen

Aunque normalmente realizaba sus actividades en Asunción, el “Mister” como lo llamaban todos, nunca abandonó la casa de Villeta, había montado su propio molino papelero y como aprendiz estaba Ysapy, él había descubierto que la joven tenía una habilidad superior en hacer papeles, cada vez mejoraba la técnica y sutileza en fabricar la pasta y producir el papel. Buen día Mister. Dijo Ysapy, sonriendo. Buen día mi hermosa papelera. Contestó el ingeniero besándola suavemente en los labios, ella lo abrazó y acarició la tupida barba del hombre. Me encanta tu barba, te he extrañado tanto. Von Fischer-Treuenfeld le mostró un molde de madera con tela de finos alambres que confeccionó con los cables del telégrafo. Vamos a producir papeles verjurados. ¿Eso qué es? Preguntó Ysapy mientras sus dedos jugaban entre los vellos del pecho del ingeniero. Un tipo de papel, con unas delicadas líneas en relieve. Quiero mostrarte algo que hice. Ella lo tomó de la mano y condujo al hombre hasta el galpón donde se secaban los papeles, alzó uno de los pliegos que estaban sobre la mesada. Hice papel de karaguatá, la planta que usamos en mi pueblo para hacer hamacas, cestos y ropas también. Von Fischer-Treuenfeld sostuvo el papel, pasó su dedo por la superficie varias veces, luego olió el papel, lo arrugó y volvió a estirarlo, quedó mirando a la joven y rieron juntos. Eres única para esto, si hubieras nacido en Prusia, serías millonaria. Estuvieron juntos toda la tarde, él comentó que Paraguay estaba en guerra, explicó lo que era la Triple Alianza y todo lo que podía pasar: muertes, enfermedades y miseria. Dijo que mucha de toda la pobreza y odio que hay Europa eran consecuencia de guerras de muchos siglos. Ella quedó dormida desnuda sobre el prusiano, las piernas de ella estaban entreveradas con las de él, von Fisher acariciaba el cabello de la joven mientras admiraba el color de su piel, pensaba que la naturaleza era benigna en todo sentido en esas tierras, hasta sus mujeres eran una obra superior de la naturaleza. Al volver a la capital llevó varios papeles, solicitó una audiencia con el vicepresidente Francisco Sánchez, luego fueron juntos a hablar con Juan Crisóstomo Centurión, un escritor y encargado de los periódicos, Centurión preguntó si podían fabricar en cantidad ese papel de karaguatá, el ingeniero dijo que podía montar hornos, un molino más grande y fabricar varios moldes y prensas.


El papel de las trincheras

La guerra había alterado todo en la sociedad, se sabía que en algún momento los aliados llegarían a la Asunción, así que se preparaban para ese momento, el país estaba aislado, cerrado a hierro y fuego. Junto al ingeniero George Thompson, quien colaboró en la construcción de un horno a vapor, Richard von Fischer produjo todos los papeles necesarios para el gobierno, en mayo de 1867 Semanario y El Centinela ya eran impresos en su totalidad con papel de karaguatá, menos de un año después Cabichui y Cacique Lambaré también, incluso el papel moneda con que el gobierno de López imprimía los billetes para uso interno. El ingeniero prusiano viajaba constantemente a Villeta para estar con Ysapy, era primavera de 1868 y todo se estaba acabando, los aliados apuntaban a la capital, von Fisher advirtió a la joven que debía estar siempre con él. Aunque caigan prisioneros, su condición de europeo le aseguraba inmunidad. Íntimamente, pensaba que podrían salir de Paraguay, encontrar un mejor lugar donde vivir y montar juntos una fábrica de papel. Desde inicios de diciembre de 1868 el ingeniero ya no salía de Villeta, cuando las últimas líneas del ejército paraguayo cayeron en Itá Ybate, se generó un caos en toda la ciudad, Von Fisher se reunió con otros europeos que habían sido contratados por el gobierno de López, entre ellos el británico Alonzo Taylor, el doctor Stewart y el Coronel Wisner, concordaron entregarse al ejército brasilero y solicitar su expulsión del país. El 27 de diciembre, los soldados paraguayos en su huida, saqueaban y quemaban todo lo que podían, de tal forma a no dejar nada útil a los brasileros. Ysapy se escapó de la casa de Villeta para ir a buscar a su familia que estaban escondidos en el monte, en las cercanías del arroyo Piquisiry, cuando los vecinos contaron esto al prusiano, Von Fisher entró en estado de locura, fue tras ella a buscarla, regresó sin éxito el 1 de enero de 1869 a Villeta, su casa había sido saqueada y seguía ardiendo, la pila holandesa que había montado para hacer papel era solo restos de hierros chamuscados. Los soldados brasileros lo llevaron a un campamento, donde se encontró con los otros extranjeros, algunas mujeres y niños, dos meses después todos los europeos fueron a bordo de un vapor brasilero hasta el puerto de Rosario, en Argentina.


El lugar dónde amó en la vida

Richard von Fischer-Treuenfeld estaba en estado de depresión, no había podido superar la pérdida de Ysapy, su musa. La joven que tenía la innata capacidad de producir papeles; estuvieron juntos cincos años, construyeron una historia con los papeles de karaguatá, en los recuerdos del prusiano seguía escuchando las palabras de ella: Quiero mostrarte algo, hice papel de karaguatá.

El 10 de octubre de 1869, se publicó en la revista Anales de la Sociedad Rural Argentina una carta de R. von Fischer-Treuenfeld, en una parte se podía leer:

Durante el tiempo que he estado en Paraguay he tenido ocasión de establecer en la Asunción una fábrica de papel que ha producido, durante los dos últimos años, todo el papel necesario para el servicio de aquel país: papeles ordinarios como finos para oficios, para periódicos, para cartuchos y para billetes de moneda. La planta que he usado para hacer papel se llama “caraguatá”… he conseguido hacer un papel superior al fabricado en Europa, sino por su blancura imperfecta causada por la falta de ácidos y olor, pero consistiendo la superioridad en la fortaleza y suavidad del papel…

Richard von Fischer-Treuenfeld vació su copa de Veuve Clicquot, era la tercera botella, mirando al joven Karl dijo: _ Vamos hijo, ya hemos hablado suficiente.

Cruzaron de nuevo la plaza de Saint-Germain-des-Prés hasta llegar al carro, Karl tomó el libro de su padre y lo abrió, la primera ilustración era un grabado: una joven indígena de largos cabellos, sus pechos desnudos, en sus manos una planta de karaguatá y al pie de la imagen la leyenda: Ysapy la récolte des plants d'caraguatá. Miró a su padre y este con voz pausada acotó: _ Uno termina viviendo para unas pocas cosas en la vida, se vive con dos o tres recuerdos.


Comments


Publicar: Blog2_Post

©2020 por Colofón fanzine. Creada con Wix.com

bottom of page